Tratamiento de Botox
La primera aplicación de toxina botulínica tipo A, más conocida como botox, se realizó en 1977 como tratamiento oftalmológico corrector del estrabismo. La neurología es también una de las especialidades médicas en las que la toxina botulínica aporta mayores beneficios terapéuticos.
La historia de la toxina botulínica en el campo de la estética comienza accidentalmente en 1987 de la mano de la Dra. Jean Carruthers tratando a una paciente afectada de blefaroespasmo.
Cada vez se desarrollan más aplicaciones clínicas de la toxina, como en la hiperhidrosis o sudoración excesiva. En el caso de la hiperhidrosis se consigue relajar la actividad de las glándulas sudoríparas disminuyendo la aparición de sudor en las zonas tratadas como pueden ser las axilas, manos y pies.